Salud de la población: Causas y propuestas de acción

Ciudades cuidadas y promotoras de Salud para sus habitantes (II)

[Intervención de Concepción Cruz en la mesa redonda "Nuevos Modelos de (NO) Desarrollo" en La Alacena-Mercao Social de Alcalá el pasado 22 de octubre]

  
INTRODUCCIÓN

La Salud Pública es el conjunto de iniciativas organizadas por la comunidad para defender, promocionar y restaurar la salud de la población. Esta definición como otras similares nos permiten abordar la salud desde un prisma amplio y a la vez concreto. Entender la salud en el sentido positivo del término como el estado de bienestar físico, psíquico y social, pero también la pérdida de salud que incluya no solo las enfermedades de todo tipo sino también los problemas de salud. Porque nos encontramos con multitud de situaciones que producen lesiones y muertes repentinas y dramáticas, como la violencia machista o los accidentes laborales, tanto o más preocupantes que las graves enfermedades que prevalecen en nuestro medio.

Estado de salud de las personas que,  como trataremos de analizar más adelante, está condicionado  por sus características económicas, sociales y, por tanto, políticas. Que somos todas nosotras, las personas, las que necesitan por velar y luchar por tener adecuadas condiciones de vida, reivindicarlas y crearlas si las políticas no cumplen con la finalidad de proteger, promocionar y recuperar su salud. Porque necesitamos luchar por la salud en su acepción positiva que implica un empleo digno y de calidad, vivienda bien acondicionada sin pobreza energética, un medio ambiente cuidado, una comunidad donde exista una igualdad real entre los hombres y las mujeres, que ayude a potenciar la creatividad de todo tipo y con unos servicios sociales y sanitarios que acojan y recuperen la salud cuando aparezcan lesiones y enfermedades o para las personas que por diversos motivos lo necesiten. 

La participación de la población es esencial, en grupos o movimientos más o menos organizados, desde lo local, en nuestras casas, barrios o municipios; en los centros de trabajo, en centros sociales como en donde nos encontramos, en todos los lugares donde las personas vivan y convivan. Participación que integra y abarca necesidades de todo tipo, desde las más personales y afectivas hasta las más militantes y organizativas para que la ciudad, el entorno más cercano, sea generador de salud y felicidad para sus habitantes. Pero sin poder olvidar, obviar, la situación internacional que ahora más que nunca nos afecta muy de cerca.

CONTEXTO INTERNACIONAL

La situación internacional es el contexto más general que penetra y se introduce también en nuestras vidas más cotidianas. Ahora, por ejemplo, nos encontramos con unas maniobras militares de la OTAN que, entre otros puntos de la Unión Europea, actúan en varios lugares del Estado español y en territorio andaluz. En el Campo de Adiestramiento Anfibio de la Sierra del Retín de Barbate (Cádiz), en el Campo de Maniobras y Tiro “Álvarez de Sotomayor” en Almería y con la participación de la base militar de Morón de la Frontera. A los que se unen el Centro de adiestramiento de San Gregorio (Zaragoza), así como las bases aéreas de Albacete, Son San Joan (Palma de Mallorca), Torrejón y Zaragoza. Maniobras militares de una magnitud como nunca antes se habían realizado desde la guerra fría. Despliegue masivo de militares de 30 Estados, de dentro y fuera de la Unión Europea, entre los que se encuentra el gobierno golpista de Ucrania.
Poco tiempo antes de comenzar estas Maniobras, se amplía la base naval de Rota y, el gobierno de Rajoy, firma una cesión permanente de suelo andaluz, por medio de un convenio que permite la soberanía a Estados Unidos, haciendo permanente la base de Morón de la Frontera y sede del Africom. Y es que esta como las otras bases militares han sido apoyadas activamente, potenciadas, por todos los gobiernos anteriores, desde el régimen de Franco, pasando por el gobierno neoliberal de Felipe González y hasta el actual de Mariano Rajoy, con el beneplácito de la mayoría de los partidos políticos. Bases militares de la OTAN que representa el “brazo armado” de los diferentes países imperialistas occidentales. Países que, sin retroceder mucho en nuestra historia reciente, en palabras de Andre Vltchek han provocado terrorismo y destrucción:

«Desde el fin de la Segunda Guerra Mundial entre 50 y 55 millones de personas han muerto en todo el mundo como resultado del colonialismo y neocolonialismo occidental. Se puede decir que este periodo, relativamente breve, fue el escenario del mayor número de masacres de la historia de la humanidad.

Junto a los más o menos 55 millones de personas asesinadas como resultado directo de las guerras iniciadas por Occidente, golpes de Estado en favor de Occidente y otros conflictos, cientos de millones han muerto indirectamente, en silenciosa y absoluta miseria”[1]

En el mismo texto se detalla como Estados Unidos y otros gobiernos capitalistas occidentales, con  la ayuda de regímenes títeres y debido a intereses geopolíticos y económicos, han perpetrado atrocidades en el mundo, especialmente África, Asia y Latinoamerica, destacando los millones de personas asesinadas en la República Democrática del Congo, Vietnam, Laos o  Camboya; y un largo etcétera que incluye Centroamérica y los países del cono sur. Ahora asistimos a las destrucciones sistemáticas de vidas y medios e increíbles sufrimientos en Palestina, Afganistán, Irak, Libia y Siria[2]. La desestructuración de estos países es una realidad, la violencia controlada o descontrolada de un nivel e intensidad como hacía tiempo no se producía antes[3]. Todas estas situaciones y circunstancias que solo podemos describir muy sucintamente está provocando el  mayor éxodo de inmigrantes y de refugiados de guerra desde que se tienen recuentos históricos[4].

Y en este contexto, no olvidamos que el Estado español es el 6º exportador de armamento del mundo, que exporta, entre otros, a países dictatoriales y genocidas como Arabia Saudí, Qatar y el autoproclamado Estado de Israel[5]. Que nuestro ministro Morenés fue consejero de la empresa armamentística, Instalaza, S.A., principal fabricante español de bombas de racimo[6]. Son los intereses económicos y políticos del imperialismo, de los países llamados “desarrollados” y occidentales, o “democráticos”, con Estados Unidos “a la cabeza”, en un contexto de crisis cada vez más profunda,  los que están provocando los conflictos y guerras abiertas o encubiertas, pero con claras responsabilidades[7]. Históricamente, en el pasado y en la actualidad, las políticas capitalistas necesitan de las guerras e invasiones con cualquier excusa real o ficticia para seguir obteniendo ganancias y beneficios económicos para sus grandes empresas transnacionales. Guerras abiertas o encubiertas o ninguna guerra si los gobiernos locales ayudan al expolio de sus recursos y tierras.

Detenernos en este contexto internacional y militar es imprescindible para poder reflexionar sobre la vida y la muerte, sobre la salud de la población cercana y lejana.


Pero hay más situaciones en el ámbito internacional que nos afectan de lleno, ahora con la firma de tratados internacionales[8] que, si no lo impedimos, nos pueden cambiar nuestras vidas ya que implicarán una mayor privatización de servicios básicos, como el sanitario; una mayor permisividad con los cultivos y alimentos transgénicos, o seguir introduciendo industrias peligrosas en nuestro pueblo; blindar sus ganancias y bajar estándares medioambientales. La mayor flexibilidad del mercado del trabajo y probabilidad de Expedientes de regulación de empleo, como los que se sufren en el cinturón industrial de Sevilla donde nos encontramos.

Por tanto la lucha y la participación siendo local, en los diferentes municipios de Andalucía, no puede olvidarse de los condicionantes que traspasan nuestras fronteras.

ANÁLISIS ESPECÍFICO Y GENERAL DE NUESTROS PUEBLOS: PREMISAS PARA LA ACCIÓN

Es una realidad que las acciones que emprendemos parten de nuestros problemas más cercanos, de nuestras características como pueblo, de la idiosincrasia de cada sitio y lugar. Y consciente o inconscientemente nuestros análisis emergen de lo local, es un análisis particular y específico. Además, en cada lugar se entablan relaciones entre las personas y grupos organizados propios y genuinos. Serán las personas que viven en cada zona, sus organizaciones y movimientos sociales las que se movilicen configuradas alrededor de sus problemáticas, que son priorizadas en mayor o menor medida por su población. Acciones e intervenciones específicas que continuamente encuentran los nexos en común con otros pueblos y de esta forma muchas veces las luchas confluyen en esas causas comunes. Es lo que hace que las medidas de intervención sean a la vez específicas y generales.

Como decimos, la salud de la población tiene mucho que ver con las condiciones de vida de las personas, y por tanto, con las propuestas económicas, sociales y políticas que se hagan. Si analizamos el caso de Andalucía de forma muy resumida, vemos que las causas y los efectos de las políticas andaluzas en más de 30 años nos deja un panorama, que no solo no ha mejorado en lo social y económico, y por tanto en la salud de los y las andaluzas, sino que han empeorado en muchos aspectos, aumentando las desigualdades sociales, los problemas medioambientales o la militarización de nuestro territorio.

Y la dirección actual de las políticas andaluzas se nos muestra en más de lo mismo, un modelo económico que mira el negocio, la esquilmación de los recursos naturales y la utilización de las personas como mano de obra barata, de “usar y tirar”. En definitiva, con la excusa de la crisis, se aprovecha para abrir minas peligrosas, aumentar la privatización de los recursos básicos de la población que aún no estén privatizados y basarlo todo en monopolios de productos como el olivar o el turismo.

El aumento del paro que ha potenciado la reforma laboral; las peores condiciones de trabajo con recortes de salarios y aumento de la jornada laboral; el aumento del trabajo precario e insuficiente para subsistir una familia; la presión para no darse de baja; el aumento de la edad de jubilación; el aumento de la pobreza y los recortes a las ayudas sociales, a educación y sanidad; son ejemplos aplastantes de la pérdida de salud física, psíquica y social de nuestra población andaluza, una de las más castigadas del Estado español. Recortes que en el caso de los sistemas sanitarios, como en otros sectores, está suponiendo una alta pérdida de puestos de trabajo y un aumento de la intensidad del trabajo que está afectando a la calidad de vida de sus profesionales y de la población a la que atienden.
Es por todo ello que nuestras movilizaciones y acciones para mejorar nuestra salud deben pasar  por mejorar las condiciones vida de todos sus habitantes. Reclamar políticas económicas y sociales que piensen en las personas y no en las grandes transnacionales. Que inviertan en sistemas sociales y sanitarios públicos, universales, realmente para todos y todas, equitativa, dando más a los que más lo necesitan. Porque no se cubre ni de lejos con adecuados cuidados sociosanitarios las apremiantes enfermedades físicas, psíquicas y sociales de muchas personas que lo están pasando realmente mal y solo tienen la “tabla de salvación” de alguna amistad y algún que otro familiar, en el mejor de los casos. Reivindicamos la mejora continua de los programas de salud preventivos, como las vacunas más necesarias, los programas de detección precoz del cáncer, que lleguen a todas, incluido el cáncer de colon (para los mayores de 50 años), la potenciación de los programas de diagnóstico genético, que detecte un cada vez mayor número de graves enfermedades genéticas para que la mujer decida si seguir o no con su embarazo.
Reivindicamos una política de medicamentos esenciales y a bajo precio no sometido a los vaivenes de la bolsa y las grandes transnacionales. Reivindicamos que la investigación pública en medicamentos y tecnologías sanitarias revierta en “lo público”, en todas las personas. Y que no haya un trasvase de conocimiento desde las universidades públicas hacia las empresas privadas que para su enriquecimiento patentan sus productos a precios excesivos. El ejemplo más cercano lo tenemos con los problemas de accesibilidad económica en los nuevos medicamentos contra la hepatitis C y sus exorbitados precios. Recientemente la universidad pública de Granada ha obtenido medicamentos prometedores con el cáncer de mama, colon y melanoma, que debe seguir con ensayos clínicos en humanos para que en el futuro pueda beneficiar a la población sin pasar por la criba del laboratorio que pague “al mejor postor”. Queremos políticas que blinden a las personas y no a las empresas transnacionales.
En definitiva, investigar en beneficio de los pueblos, para su bienestar, no para torturar y matar, no queremos investigación pública para armamento con las consecuencias que ya hemos comentado. Queremos también investigación para mejorar e implantar industrias limpias de transformación de nuestros recursos naturales, de la tierra, del mar y del sol, de energías renovables. Sustituir las extracciones abusivas, los cultivos de transgénicos, los agrotóxicos por agricultura, ganadería y pesca ecológica y respetuosa con el medio ambiente. Cuidados forestales que preserve la naturaleza y genere empleo y recuperación de residuos para biomasa. Primando el comercio local frente a las grandes superficies que llenan los extrarradios de las grandes ciudades. Primando la socialización de las relaciones humanas, artísticas y de ocio.
No solo porque estas alternativas políticas nos da empleo digno, permanente y de calidad -creativo-, y por tanto salud positiva, sino también porque evita alterar la naturaleza, disminuye el cambio climático y previene enfermedades humanas producidas por la contaminación. Enfermedades como el cáncer, las enfermedades respiratorias y del sistema circulatorio. También enfermedades neurodegenerativas (Parkinson, Alzheimer y otras demencias) que se están relacionando cada vez más con los contaminantes químicos y agrotóxicos (pesticidas, herbicidas y fertilizantes). Enfermedades del sistema nervioso, mentales y del comportamiento que aumentan cada vez más en este tipo de sociedad individualista que merma la ayuda mutua y la solidaridad.

CONCLUSIONES

Que la pérdida de la salud es consecuencia de unas condiciones de vida, sociales y económicas desestructuradas, hace que nuestras propuestas deban plantear alternativas, otras políticas de salud en sintonía con las económicas y sociales que, de forma democrática, sean beneficiosas para toda la población. Una población que viviendo en una tierra rica en recursos naturales, ecológicos, de conocimientos -de potencial humano-, debe beneficiarse de esa riqueza global para ella y sus generaciones venideras.

Cuando hablamos de causas sociales, nos referimos tanto a aspectos medioambientales, de cuidado en el urbanismo, viviendas, saneamiento y ausencia de contaminación de suelos, aguas y aire. También de freno al enriquecimiento comunal y cultural. De pobreza e inseguridad causa de enfermedad y de comportamientos de riesgo, de malnutrición o del aumento de accidentes laborales y domésticos. Todos estos determinantes han sido estudiados consistentemente como causa de una mayor morbilidad y mortalidad de la población que los padecen. Determinantes, causas, que actúan de forma sinérgica potenciándose sus efectos dañinos.

Por tanto, nos encontramos enfrentados a los problemas económicos y sociales que padecemos los y las andaluzas y al aumento de las desigualdades sociales y en salud, con una riqueza que no solo es natural, de su impresionante naturaleza, sino también de talentos, de cultura andaluza amplia y profunda en saberes ancestrales. Pero como se viene denunciando hace tiempo, el sistema, el modelo económico y político que impera en nuestra sociedad prioriza el negocio y el beneficio de las grandes empresas industriales y financieras por encima de las personas. Que, como en otros lugares de Andalucía, lo más rico y valioso se transforma en pobreza porque la rapiña de las grandes potencias capitalistas extrae -y se lleva- esas riquezas variadas, aunque aún conseguimos preservar una parte de ella.

Que evitar la esquilmación progresiva de nuestras riquezas debe ser labor de todos y todas nosotras, mediante la lucha y participación, potenciando todos nuestros valores más genuinos y humanísticos. Una cultura andaluza que resulta de integrar otras culturas y conocimientos, activa, creadora y  desde los pueblos, como lo muestra nuestro rico legado histórico. Que estos valores reviertan realmente en las personas. Cambiar las políticas implantadas desde hace décadas que han demostrado que no solucionan los graves problemas de fondo, porque se inserta en los intereses del sistema capitalista que solo mira el beneficio monetario rápido, base de la corrupción, lo que nos obliga a transformar profundamente este tipo de sociedad.

Es por ello que el objetivo final, el horizonte, debe ser un cambio radical, radical en el sentido de llegar a la raíz del problema, de un sistema -una estructura y sus relaciones de producción- que sea sustituido por una sociedad comunal, socialista, con una nueva estructura y relaciones de producción donde los beneficiarios sea toda la población. Una meta flexible, abierta que debe ir perfilándose con los pasos, las acciones organizadas que vayamos dando de forma realizable y factible en el corto y medio plazo. Cambiando, transformando pero preservando mucho de lo ya conquistado y conseguido, que no es poco, pero que las instituciones desde el fascismo más descarado, el franquismo, hasta la actualidad han corrompido, incluido mentalidades y comportamientos pasivos y perpetuadores de un sistema patriarcal y reaccionario como recientemente hemos tratado[9].

Un proceso largo y paciente sin olvidar ese horizonte transformador que nos libere de una sociedad que genera enormes desigualdades, formada por un puñado de grandes propietarios millonarios y una mayoría de la población empobrecida. Esto que lo queremos para nuestro pueblo, el andaluz, también lo deseamos para todos los pueblos del mundo. Pero debemos empezar por nosotras mismas, ayudándonos para poder ayudar directa e indirectamente. Siguiendo la esencia de un auténtico internacionalismo, el de la clase trabajadora: La amplísima mayoría de la población.

Concepción Cruz Rojo
Sevilla, a 2 de Noviembre de 2015.